Se confirma la expansión de la cultura Chatelperroniense hacia la costa mediterránea de la península Ibérica.

Un nuevo trabajo publicado en PLOS One informa sobre la recuperación en Cova Foradada (Calafell, Tarragona) de material lítico y faunístico relacionados con grupos humanos de la cultura Chatelperroniense. El material recuperado en la unidad litoestratigráfica IV, y de las subcapas IV, IV1 y IV2, datadas en unos 40.000 años de antigüedad, se compone de unos 35 restos líticos,una falange de águila con marcas de corte y una concha marina.

La cronología encaja con el rango temporal en el que encontramos la cultura Chatelperroniense en la región cantábrica de la península Ibérica y el suroeste de Francia (45-40.000 años antes del presente); la gran novedad es que se confirma la expansión de esta cultura hacia la costa mediterránea del noreste peninsular. Había indicios algo controvertidos de la presencia Chatelperroniense en Riclau Viver, Arbreda o Cova Pau; sin embargo las evidencias de Cova Foradada son concluyentes y no dejan lugar a dudas.

Del mismo modo, la ocupación chatelperroniense de Cova Foradada sigue los patrones clásicos de esta cultura en cuanto a la intensidad de la ocupación del yacimiento: se trata de una ocupación a corto plazo relacionada seguramente con actividades de logística o de caza, en la que encontramos evidencias de descarnación de pequeños animales (lepóridos) y mantenimiento del utillaje lítico; no hay por el contrario evidencias sólidas que manifiesten una secuencia de reducción lítica que indique que los útiles fueron fabricados in situ y que tendría relación con ocupaciones más duraderas.  La fuente de la materia prima (sílex de distintas calidades, chert) hay que situarla en un radio de acción de entre 5 y 60 kilómetros. Quizás en el futuro vayan apareciendo más evidencias que nos puedan indicar el núcleo principal residencial de los neandertales que exploraban estas zonas.

Como comentaba anteriormente, del material lítico destaca la presencia de piezas con el dorso retocado, formando los típicos cuchillos de chatelperrón, "fósil director" de esta cultura; destacan igualmente la falange de águila con marcas de corte que indicaría la posible extracción de las garras con fines simbólicos, ya que no tiene ningún sentido nutricional, además de la concha marina recuperada, que no presenta ninguna perforación pero que sin embargo es única en el sitio, lo que podría quizás significar que fue recogida con una finalidad de colección o de curiosidad.




Figura 15 - Materiales nivel IV -Fotografía Juan Ignacio Morales.


Figura 15 - Materiales nivel IV -Fotografía Juan Ignacio Morales.




Figura 17- Concha del género Steromphala varia del nivel IV.


Igualmente, los estudios de la fauna representada en el sitio indican que la cueva era frecuentada por  linces, hienas y leopardos; las rapaces cazaban conejos y son responsables de parte de la acumulación de los huesos de lepóridos del sitio. Sin embargo, los seres humanos contribuyeron de manera significativa a la acumulación de huesos en la cueva, especialmente huesos de conejos que presentan un claro patrón de fracturación o corte debido a la acción humana; igualmente aparecen restos quemados y con mordeduras humanas que indican el alto consumo de conejos en la cueva.




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Comentarios

  1. Menos mal que tú lo explicas bien, porque lo que he visto en los medios era confuso y sensacionalista. Grax.

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  2. Gracias Luis, me alegra que te haya gustado el post. Un abrazo!

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