El pasado mes de agosto la revista Science publicaba un artículo sorprendente según el cual las primeras herramientas conocidas las fabricó un australopitecus afarensis hace 3,3 millones de años, cambiando así la visión que se tenía sobre la aparición de la tecnología, que se suponía iba ligada a un aumento de la capacidad cerebral. Tradicionalmente se reconocía al género Homo, concretamente al Homo Hábilis, el privilegio de ser el primer homínido capaz de alterar una materia prima en su estado original hasta convertirla en un útil acorde a sus necesidades para procesar la carne.
La hipótesis de este insólito comportamiento, publicado en agosto en la revista 'Science', se basaba en las marcas encontradas en dos pequeños huesos de un herbívoro primitivo que, según los autores de aquel artículo, habrían sido hechas para arrancar la carne pegada con una piedra con filo.
El arqueólogo español José Manuel Dominguez Rodrigo ha demostrado que esta interpretación se trataba de un error, por lo que el Homo Hábilis vuelve a ser el primer homínido que fabricó herramientas de piedra hace unos 2,5 millones de años.
Era un hallazgo sorprendente porque el cerebro de este homínido era casi la mitad que el de un 'Homo habilis', del que ya se sabía que fabricaba utensilios de piedra, una facultad a la que debe su nombre.
Ahora, un nuevo trabajo científico, firmado por el arqueólogo español Manuel Domínguez-Rodrigo, director del proyecto español paleoantropológico en Olduvai (Tanzania), concluye que esas marcas en los huesos se hicieron al ser pisoteados por los animales en un suelo de grava, no a una actividad carnicera.
«Vistas por el microscopio, encajan a la perfección con otros huesos pisoteados, hasta el punto que cualquier alumno mío puede verlo. Así que, de momento, no podemos retrasar un millón de años la capacidad humana de hacer herramientas. Sigue estando relacionada con la necesidad de consumir más carne debido a que el cerebro era más grande, y eso se sabe que ocurrió hace 2,5 millones de años».
En su opinión, el error del equipo dirigido por Shannon P. Mcpherron, del Instituto Max Planck de Alemania, pudo deberse a que los huesos no fueron analizados por un experto en tafonomía, que se habría percatado de las diminutas estrías típicas de los pisoteos aleatorios.
En el trabajo, publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS)', apunta que teóricamente no hay razones para negar, a priori, la hipótesis de que un 'A. afarensis' utilizara herramientas como cuchillo, pero no se pueden utilizar como prueba estos fósiles.
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