El papel de los neandertales en las fases iniciales del Paleolítico Superior Parte II. El pensamiento simbólico:Las prácticas rituales relacionadas con la muerte.

La consolidación del “comportamiento simbólico” de las poblaciones humanas es un fenómeno que tuvo lugar a comienzos del paleolítico superior; esto se constata por un aumento de las evidencias en el registro arqueológico. Tradicionalmente se había asociado esta “explosión simbólica” en la conducta humana a la llegada de los Humanos Anatómicamente Modernos al continente europeo, hecho que sucedió hace aproximadamente 40.000 años.

Sin embargo, en la actualidad existen suficientes indicios que contradicen la visión tradicional y por el contrario apuntan a que el simbolismo y la modernidad cultural pudieron haberse desarrollado independientemente y haberse adquirido en tiempos diferentes por los distintos seres humanos que habitaban el planeta.


Pero, ¿qué entendemos por comportamiento simbólico?. Podemos definirlo como aquel comportamiento que trasciende a la supervivencia del día a día y posee la capacidad para generar elementos simbólicos como pueden ser adornos personales, uso de pigmentos con algún tipo de significado social, el entierro de los difuntos, etc…

Una vez definido lo que es el comportamiento simbólico, ¿qué aportan las poblaciones neandertales al registro arqueológico en este aspecto?.

Una primera evidencia de la complejidad en la conducta de los neandertales se extrae de las prácticas rituales relacionadas con la muerte.

El primer indicio de práctica ritual lo observamos en las poblaciones anteneandertales, los Homo Heidelbergensis, y concretamente en el yacimiento de la Sima de los Huesos en la Sierra de Atapuerca, dando muestras de que la adquisición de las capacidades simbólicas es un proceso gradual que comienza a lo largo del paleolítico inferior y culmina a principios del paleolítico superior.

En la Sima de los Huesos han aparecido hasta el momento los restos fosilizados de 32 individuos de diferentes edades y diferentes sexos de la especie Homo Heidelbergensis, pertenecientes al Pleistoceno Medio y que probablemente forman parte de un enterramiento colectivo. Se han barajado diferentes hipótesis acerca del origen de esta acumulación de individuos. Con el hallazgo en 1998 de un hacha de mano, el equipo de investigación cree haber encontrado la respuesta a este enigma. 

Se trata de un bifaz, bautizado desde el primer momento como Excalibur , realizado en cuarcita de color rojo y de una calidad excepcional. Este hallazgo, único instrumento de piedra, recuperado junto con fósiles humanos de unos 350.000 años de antigüedad nos indica que estamos ante un hito representativo de alguna creencia compartida por todo un grupo, y a la vez el comportamiento simbólico más antiguo hasta hoy conocido; sería la primera ofrenda a un difunto hasta ahora conocida.



Un caso similar al de la Sima de los Huesos (deposición intencionada de cadáveres) lo tenemos en la cueva Pontnewydd, Gales, donde aparecieron un fragmento de mandíbula de un niño de 8 años de edad y 19 dientes de neandertales de unos 230.000 años de antigüedad, pertenecientes a unos 5 individuos , que fueron depositados en la parte más profunda de la cueva.

A lo largo del paleolítico medio e inicios del paleolítico superior (entre 75.000 y 35.000 años aproximadamente) continúa la práctica de rituales funerarios en las poblaciones neandertales. 

Un aspecto interesante es la pauta de distribución que presentan los hallazgos de las posibles inhumaciones neandertales: se concentran en el Próximo Oriente y en el Oeste de Europa, sobre todo en el suroeste de Francia. Llama la atención la ausencia de enterramientos neandertales en algunas zonas como la Europa mediterránea. Esta distribución desigual puede significar la existencia de diferencias regionales en el tratamiento de los cadáveres de estas poblaciones.

La mayoría de los enterramientos se han encontrado en cuevas o abrigos.

Pueden diferenciarse dos tipos de inhumaciones:

1. inhumaciones en fosas excavadas

2. sepulturas bajo acumulaciones de bloques o losas (Le Regordou)

Algunos de los neandertales, de diferentes edades y sexos, fueron objeto de una inhumación intencional, por lo que sus restos aparecen en unas simples fosas en los sedimentos de los mismos lugares de habitación. En dichas fosas los huesos aparecen en indudables conexiones anatómicas y en posiciones que no hubieran podido conservarse si no hubieran estado “enterrados”, protegidos con tierra antes de la acción de cualquier carroñero.

En lo que respecta a la colocación de los cuerpos, predominan las posiciones laterales y flexionadas, a veces aparece la cabeza apoyada sobre un brazo. Quienes niegan que se trata de enterramientos argumentan que es difícil determinar si tal postura obedece a una colocación deliberada por parte de los congéneres o si simplemente el individuo murió mientras dormía y fue rápidamente cubierto de tierra.



Lo que más discusión genera entre los arqueólogos es si el enterramiento va acompañado de ajuar funerario o no; o dicho de otra forma, la interpretación de los objetos que acompañan al cadáver: si están ahí de forma casual o de forma intencionada. 

Uno de los ejemplos más polémicos en cuanto a su interpretación lo tenemos en Shanidar, Irak, donde se han encontrado restos de 10 individuos neandertales.

En Shanidar I se encontró un esqueleto completo de neandertal que presentaba anomalías físicas que seguramente le acompañaron en su vida cotidiana, lo que indica que para sobrevivir debió necesitar la solidaridad de los miembros del clan, caso similar al del viejo de Chapelle Aux Saints.

En Shanidar IV el individuo fue cuidadosamente colocado en posición fetal en un áspero lecho tejido de belcho, un tipo de planta local. De acuerdo con las muestras de polen tomadas, estos Neandertales fueron enterrados con varias especies diferentes de flores. “A partir de la ordenada distribución de los granos en torno a los restos fósiles es incuestionable que las flores fueron dispuestas deliberadamente y no dejadas caer sobre la tumba, como si el cuerpo hubiera sido cubierto” (Leaky and Lewin 1977:125). 


Si bien hay que decir que no todo el mundo aceptó esta interpretación, inclinándose por una explicación menos romántica: los granos de polen habían podido atravesar los sedimentos o habían podido ser depositados por algún animal que excavó el suelo para construir en él su madriguera.

El abad Bouyssonie, excavador del "viejo" de Chapelle aux Saints, advirtió claramente la presencia de un agujero en el que estaba alojado el cuerpo del viejo, el cual tenía los huesos deformados y engrosados por la artrosis. Por tanto, había tenido que ser cuidado por sus congéneres durante años para poder sobrevivir, lo cual revela un comportamiento típicamente humano.

Otro ejemplo de ritual funerario neandertal lo tenemos en la Cueva de Teshik Tash, en Uzbekistan, donde rodeando al esqueleto de un niño de unos 9 años de edad se habían dispuesto cinco pares de cuernos de cabra montés clavados en el suelo, cuyas puntas forman una especie de corona; el cuerpo reposaba sobre una superficie de huesos de caballos; además el cuerpo pudo estar recubierto de flores, como se desprende de los restos de polen (igual que el individuo de Shanidar). Los detractores de interpretar esta sepultura como un ritual alegan que se puede tratar de un procedimiento para proteger el cadáver de los carroñeros, y no ven ningún ritual en ello. La incógnita sigue abierta. 


Los hallazgos de la Cueva de Dederiyeh (Siria) llevan a Akazawa (et al. 2002) a interpretar con un sentido ritual de ofrendas la piedra calcárea rectangular sobre la que apoyaba la cabeza el pequeño Dederiyeh 1 y el sílex hallado en la zona del corazón (figura 3), así como los útiles, restos de talla y un caparazón de tortuga hallados junto al otro niño, Dederiyeh 2.



En Amud, Israel, una mandíbula de ciervo se encontró sobre la cadera de un bebé de 10 meses.

En Le Moustier, Francia, un adolescente habría sido espolvoreado con ocre y enterrado en una postura flexionada y con ofrendas. El ocre rojo ( un óxido de hierro, o hematita) es un producto natural, y se halla asociado incuestionablemente a enterramientos del paleolítico superior.

Algunas de estas sepulturas documentan complejos comportamientos con los cadáveres. Una de ellas es la supuesta de Feldhofer 1 (Alemania), ya que los análisis de Schmitz (et al. 2002) han identificado sobre el occipital estrías de cortes producidas por instrumentos de sílex. 

En La Ferrassie había siete individuos enterrados, entre ellos un niño de tres a cinco años de edad (La Ferrassie 6) cuyo caso es particularmente impresionante, ya que fue cubierto por una losa de piedra caliza que, en el lado interno, de cara al esqueleto, estaba decorada con "cazoletas" (agujeros con forma de taza), y tres útiles de sílex. Estas pequeñas cavidades fueron interpretadas por los descubridores como de manufactura humana. Junto con las pruebas de adornos corporales, estos entierros reflejan un pensamiento simbólico, no debería haber ninguna duda al respecto (palabras de Joao Zilhao). También en La Ferrasie,un hombre y una mujer fueron encontrados cabeza con cabeza, pero algunos siguen pensando que es una postura casual.

En la sepultura conocica como Kebara 2, con una datación de 60.000 años de antigüedad, apareció el esqueleto de un varón muy robusto tumbado sobre la espalda, con el brazo derecho doblado sobre el pecho y el izquierdo apoyado sobre el vientre. Todo el esqueleto estaba completo y en perfecta conexión anatómica, salvo parte de las piernas, destruidas en una excavación clandestina previa. Pero faltaba el cráneo, y la interpretación que se ha dado (Tillier et al. 1991) es que debió haber sido retirado por los neandertales, abriendo la sepultura tras un lapso de tiempo imposible de determinar. Al manipular la cabeza, hubieron de romper las regiones superiores de las ramas ascendentes de la mandíbula, que aparecen con roturas muy similares y antiguas, quizás para terminar de soltar las inserciones de los músculos temporales, maseteros y pterigoideos, y se cayó un molar superior. Debieron realizar este acto con bastante delicadeza, ya que prácticamente no se desplazó la mandíbula del hioides y de las vértebras cervicales.

En la Cueva de Tabun los neandertales inhumaron a una mujer de su grupo; este podría ser el caso más antiguo de enterramiento intencionado, si se confirmaran algunas dataciones que podemos ver en la based de datos Nespos , en la cual se alude a unas revisiones de Grun y Stringer 2000, que consiedran una antigüedad de 143000 años (+ 30000 - 30000) o bien 112.000 (+29.000 – 29.000).


La antigüedad de los enterramienos asociados a humanos modernos en Qafzeh y Skhul (Israel) está bien estimada por varios métodos cronométricos y arqueológicos (~100.000), no sucede lo mismo con la sepultura de la mujer neandertal Tabun C1 encontrada en un yacimiento del Monte Carmelo muy próximo a Skhul, y no muylejos de Qafzeh. Hay conteoversia en cuanto a las dataciones; pero de confirmarse las revisiones antes mencionadas sería el enterramiento más antiguo conocido de forma clara.

Está demostrado que en Israel los neandertales y los humanos modernos debieron compartir no sólo territorio, sino cultura y técnicas de caza, probablemente durante un largo periodo, de manera que resulta imposible identificar pautas de comportamiento y técnicas “propias de cada grupo” (Meignen 2007). Resulta muy arriesgado deducir que la costumbre de enterrar a los fallecidos (o a algunos de ellos) fuera desarrollada porlos por los neandertales, y quizás “imitada” por la gente de Qafzeh y Skhul. Conviene recordar aquí que los hombres de morfología moderna no enterraron a sus muertos en sepulturas en ninguna otra región del Viejo Mundo hasta épocas mucho más recientes, con la única excepción, por el momento, de los dos yacimientos israelíes de Qafzeh y Skhul.

Quizás fuera otro caso de manipulación de sepultura y retirada del cráneo de la sepultura, consistente en un montón de piedras que contenía el esqueleto incompleto del joven adulto Régourdou 1 (Francia). Pero éste es un hallazgo sumamente problemático y que ha de ser tratado con mucha prudencia, debido a las especiales circunstancias que rodearon su descubrimiento en 1957 (Bonifay 1965). A diferencia de la sepultura de Kebara 2, en Régourdou 1 no apareció ningún diente del maxilar superior, ni la mandíbula muestra roturas antiguas y similares en las ramas, sino alteraciones recientes.

Las evidencias de enterramientos neandertales han sido cuestionadas por numerosos arqueólogos, los cuales creen que la mayoría de las veces no podemos hablar de enterramiento en sentido estricto, sino que más bien se trata de una práctica de ocultar los cuerpos para que no sean encontrados por los carnívoros o carroñeros. 

En estos dos fantásticos cuadros extraídos de Estudios de Antropología Biológica,Volumen XIV podemos ver los ejemplos de restos neandertales susceptibles se ser considerados como enterramientos (cuadro 1) y aquéllos que presentan un tratamiento especial de los cadáveres de sus compañeros de grupo (cuadro 2):





En cuanto a las posibles ofrendas que aparecen junto a los cadáveres, los detractores de reconocer la existencia de una práctica ritual en ellas, exponen que las pruebas se tratan realmente de una asociación casual, ya que en un yacimiento siempre hay restos de animales, instrumentos de piedra y el polen lo lleva el viento ( Stringer y Gamble).

Pero yo me pregunto, ¿no será demasiada casualidad?…

Fuentes:



- En Busca de los Neandertales ( Stringer y Gamble)


- La Especie Elegida ( Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martínez).


- El Chico de la Gran Dolina ( José María Bermúdez de Castro)


- Homínidos: Las Primeras Ocupaciones de los Continentes.










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